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jueves, 30 de junio de 2011

Conflictos de intereses

El pasado 1 de junio tuve la suerte de asistir a una mesa de debate en torno a este tema. La presencia de Vicente Baos era un atractivo irresistible.


Mis expectativas se vieron gratamente cumplidas. Se plantearon de forma explícita las difíciles relaciones entre la vida de los clínicos y la industria farmacéutica, el interesado papel de las grandes revistas, las voces no siempre neutrales de los expertos o las sutiles  o no tan sutiles influencias de la administración marcando criterios economicistas, venciendo pero no convenciendo en muchas ocasiones. Las voces de gente como Laporte, con su puntido de acidez, o la sensatez de Vicente y el contrapunto del representante de la industria farmacéutica que, bregado en mil batallas,  repartió respuestas y argumentos por doquier.

No es frecuente este tipo de foros en el que se debaten situaciones a las que habitualmente los acercamientos son desde posturas radicalizadas. Desde el purismo integrista radical o desde la postura de la ceguera absoluta ante el problema cual avestruz sanitaria. Algo me quedó claro. La única forma de poder gestionar los conflictos de intereses es con transparencia

Al día siguiente me fui al #2CBS y curiosamente en ese entorno, más entre los ausentes que entre los presentes, se ha vuelto a plantear el tema. Posturas como la de los estudiantes de Farmacritixs que ya mereció un post previo hasta varios post en la blogosfera que han vuelto a plantear esta realidad

Realidad que a veces merece y debe graduarse. Nadie y digo nadie está exento de influencias de todo tipo. Vivimos en una sociedad de mercado y de consumo donde no se compra y consume lo mejor o lo más eficiente sino que las presiones de los mercados, el marketing y los condicionamientos sociales tiene tanto peso o más que el raciocinio de los mortales

Después de haber leído en algún post que el hecho de que una compañía tenga tu dirección y teléfono es casi sinónimo de estar abducido por el espíritu de la perdición me he llegado a desvelar en mis plácidos sueños. Parece que mantener una relación que supera la estrictamente transaccional con cualquier poder factico es sinónimo de haber vendido tu alma al diablo.


Y claro uno entra en crisis y al final de tanto cogérsela con el papel de fumar le acaba pasando estas cosas

Hemos organizado un kilometroak para ayudar a una ONG. Para los que no conozcáis como funciona se trata de delimitar un recorrido en el que se instalan puestos de todo tipo. La gente paga una cantidad por entrar en el circuito y en el disfruta de las atracciones que se instalan en el recorrido que pueden ser desde una barraca, un puesto para mirarte la tensión, un bar para tomarte un talo con chorizo o una bruja echando las cartas.

Lo habitual suele ser que se pida a distintas empresas u organizaciones que se encarguen o financien las distintas estaciones del recorrido. Al final todo lo que se recauda se destina a la ONG seleccionada.

Hemos contactado con empresas de todo tipo: el Corte Inglés, Telefónica, Iberdrola, Coca Cola, el Ayuntamiento, la Diputación……

Y nos hemos dado cuenta que ha sido un error porque se plantea un claro conflicto de intereses

  • El Corte Inglés favorece el consumismo capitalista
  • Telefónica vende Movistar e influye a que los participantes se decanten por una marca en lugar de por un genérico
  • Iberdrola hace gala de su monopolio y además no cierra Garoña
  • El Ayuntamiento y la Diputación introducen el sesgo de la administración y acallan con su influencia la voz de los indignados y aplacan la desobediencia civil y la objeción fiscal

Así que lo hemos repensado y como no tenemos recursos hemos suspendido la iniciativa. La ONG se queda sin ayuda y los destinatarios finales se quedan a dos velas. Eso sí, nosotros hemos superado el conflicto de intereses

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