Y además de titular de noticia, es la pura verdad. O al menos, es lo que muchos sentimos en nuestro trabajo cotidiano. Y me temo que esto no se va a solucionar a corto plazo.
Puede que mucha parte de la culpa sea nuestra por muchas razones. No hemos sabido transmitir a nuestros colegas que sin nuestra aportación sería simplemente imposible su trabajo. Que por mucho que saquen pecho porque, a la primera de cambio, le han diagnosticado al paciente el cuadro tan evidente que los de primaria no hemos visto, estarían superados por las mil y una banalidades que pueblan la patología del respetable, si nadie las hubiera filtrado. No les hemos transmitido que en un domicilio con pocos recursos salvo la historia clínica, nuestras manos, el conocimiento longitudinal del paciente en ocasiones y un par de instrumentos de poca sofisticación, tomamos decisiones sobre ese abdomen que presenta dudas a porrillo y que vosotros tras la eco, el scaner, unas doscientas analíticas y unas cuantas horas para ver la evolución, nos lo devolvéis a veces con el diagnóstico de dolor abdominal inespecífico porque la cosa no estaba clara.
Siempre es injusta la generalización. Notamos a la legua a los colegas que entienden nuestro trabajo, lo respetan y confían en nuestro criterio y que son comprensibles con nuestras dudas y nuestros errores. A veces un comentario positivo en una respuesta a nuestra derivación, o delante de nuestro común paciente, nos carga las pilas para una temporada. Que no falte mi reconocimiento y agradecimiento para ellos. Pero por desgracia son pocos y contados.
Y en esta tesitura entramos en una semana decisiva para el papel que la primaria, en la que estoy inmerso, vaya a desempeñar en ese proceso de integración con mi hospital de referencia, Reconozco que estoy un poco inquieto. No por mi, a quien le quedan dos telediarios en este "guerra", sino por los jóvenes y no tan jóvenes a los que les quedan unos cuantos años en los que van a tener que desempeñar un papel "integrado" con los colegas de las otras especialidades. Esos que desconfían de nuestra labor.
Espero oír esta semana mensajes claros al respecto que despejen mis dudas y mis temores. Matizo, no es que lo espere, es que lo necesito como el comer.
La mejor receta en estos casos es
Las cosas claras y el chocolate espeso