En medicina, un síndrome (del griego syndromé, concurso) es un cuadro clínico o conjunto sintomático que presenta alguna enfermedad con cierto significado y que por sus características posee cierta identidad; es decir, un grupo significativo de síntomas y signos (datos semiológicos), que concurren en tiempo y forma, y con variadas causas o etiologías (Wikipedia)
Síndrome Navideño: Conjunto de signos y síntomas que caracterizan a un proceso que se repite todos los años desde mediados de diciembre hasta los primeros días del enero siguiente.
Los signos y síntomas más característicos son los siguientes:
- Verbolalia: Una tendencia a repetir de forma incansable una serie de frases tópicas y manidas en torno a la felicidad. Los destinatarios de tales frases son todos los que rodean al paciente aunque los lazos afectivos con algunos de ellos se basen en la superficialidad e incluso en la desconfianza.
- Consumismo: Una irrefrenable tendencia al consumismo con la compulsión a realizar compras, que se denominan regalos, para todo el entorno del paciente afectado suponiendo un estrés de alto nivel para encontrar un regalo diferente para cada pariente y que no se repita con las anteriores crisis del mencionado síndrome.
- Reuniones familiares: Los afectados tienden a agruparse en las denominadas reuniones familiares que se repiten periódicamente a los largo de los días que dura el síndrome. Cada una de ellas presenta un ritual propio variando a lo largo de los años y con alguna peculiaridad según la geografía y las creencias.
A modo de ejemplo podemos citar que el día 24 en algunos hogares ponen la TVE para oír un discurso del Rey y en otros, como en el País Vasco, esto está mal visto y lo sustituyen por el día 31 en el que oyen el discurso del Lendakari.
También varía que en unos hogares salen tras la cena a la “misa del gallo” y en otros, sobre todo en los últimos años, salen hasta que canta el gallo.
El día 31 se comen unas uvas al son de unas campanadas absurdas, hay gente que se pone prendas de color rojo y la mayoría se emborracha sin tener claro el porqué.
Hay un día en el que la gente hace bromas sin gracia.
Otro en el que se realizan desfiles por las calles en torno a unos personajes de difícil explicación
Y otros muchos detalles que podíamos mencionar
- Bulimia: Una absurda tendencia a la gula desaforada con ingestas masivas de calorías tanto en sus formas sólidas como en las líquidas, agarrando unos pedos estratosféricos en días señalados.
- Comida de empresa: Otro síntoma patognomónico del S. Navideño y uno de los más precoces en aparecer es el denominado "comida de empresa" o en los últimos años, debido a la crisis económica, el "lunch de empresa", en el que los afortunados que tienen trabajo se reúnen con un objetivo nada preciso pero que siempre acaba siendo el mismo: criticar a los jefes y poner en común los últimos chascarrillos de la empresa. Una clara excepción es la empresa Wikileaks que como lo publican todo no tienen chascarrillos ocultos con los que animar el encuentro.
El afamado Síndrome se puede prevenir ya que se ha desarrollado una vacuna muy eficaz con base y desarrollo en la ingeniería genética y los que se la ponen están inmunes a los síntomas descritos.
Se ha planteado un serio debate a nivel nacional e internacional sobre la conveniencia de incluirla en el calendario vacunal y con distribución universal pero Lancet acaba de publicar un apabullante estudio de los efectos secundarios y los efectos colaterales de tal acción y que consistirían en:
- Mutismo absoluto entre la personas con un aumento del aislamiento y empeoramiento de los síntomas ansioso-depresivos de una gravedad mucho mayor que el efecto que se quiere evitar.
- La quiebra absoluta de múltiples fábricas que sobreviven con las ventas de estos días. Y como ahora hay que consumir para movilizar al mercado, sería un desastre para el país.
- Una contención absoluta en la ingesta de alimentos y bebidas. El personal presentaría una cara inexpresiva, como de "cordero degollao". Y total ¡para dos días que vamos a vivir!.
- El sector de restauración entraría en crisis
- Los empleados sufrirían algún que otro brote psicótico al no poder dar rienda suelta a sus chismes que con tanto cariño han ido desarrollando en los últimos meses.
En vista de todo ello, parece que el denominado Síndrome Navideño no es tan malo como parece y que aunque deja unas señales indelebles de su paso (aumento de peso, unas resacas para recordar, unos regalos para devolver o cambiar porque son horribles, alguna foto que es mejor olvidar, alguna bronca con algún pariente ...) las resistencias naturales de los pacientes hace que se sobrepongan a la sintomatología descrita con restitución "ad integrum" e incluso estén deseando volver a padecerlo
Se aventura que la vacuna será un rotundo fracaso para la Industria Farmacéutica.
Feliz Navidad