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martes, 10 de septiembre de 2013

Una enfermedad incurable: la homofobia


Me gustaría poder ayudar a estas dos compañeras con su problema, pero no puedo. Lo suyo no tiene tratamiento. No tiene cura. Está tan arraigado en la intolerancia, en la falta de respeto a lo diferente, en el totalitarismo intelectual y moral, que es imposible que se curen. Y es una pena porque estoy convencido de que al menos Victoria Uroz, (ultra)católica, (ultra)apostólica, romana y homófoba, (¿Matrimonio en crisis? Ánimo, no estáis solos), no lo hace con maldad. Sencillamente no es capaz de entenderlo. Para ella es la cuarta dimensión. Lo que no es de su cofradía no es tolerable. 

Y por eso en este ultimo mes hemos tenido estas dos perlas


Menos mal que por lo menos ella es forense y supongo que los muertos no le cuentan muchas cosas como



Pero no acaba ahí la cosa. Hay otra compañera, por ahora anónima (D.C.M), que aconseja tratamiento para la homosexualidad



Que terrible paradoja: Médicos empeñados en tratar enfermedades inexistentes y médicos que no cuentan con tratamientos ante enfermedades intratables ¡Con lo que avanza la ciencia y estas pobres personas sin posibilidad terapéutica para su problema! Recemos para que pronto encuentren una cura contra la intolerancia.

domingo, 4 de diciembre de 2011

¿Para qué servían nuestros cuerpos perfectos?


Vivimos en un mundo en el que se invierte cinco veces mas en cirugía estética y en medicamentos para la virilidad que en la cura del Alzheimer. De aquí a algunos años seremos ancianos y ancianas con cuerpos perfectos pero no recordaremos para qué sirven