La pertinaz sequía ocular amenaza con provocar severas perdidas en las cuentas de la farmacia de los sistemas sanitarios.
De todos es conocido que los ojos de nuestros pacientes están supersecos y que es rara la visita a la consulta de oftalmología que no acabe con una prescripción de un colirio para el "ojo seco" con el consabido sonsonete: "Esto se lo echa cuando quiera, las veces que quiera y para toda la vida"
Pero la receta con la que el paciente de hoy se ha dirigido a mi con la clara instrucción de "para que me lo incluya en mi tratamiento crónico que me ha dicho el oftalmólogo que me lo tengo que echar seguido" tiene una peculiaridad que me ha dejado inquieto.
Como veis, ya no hace falta escribir el fármaco. Da la impresión que "alguien" ha confeccionado un tampón con el nombre del producto a fin de facilitar su prescripción. Yo lo entiendo. En un ratito te coges el talonario y te lanzas a sellar unas cuantas receta y así se agiliza mucho la consulta. Y ya que las tiene hechas pues las das a diestro y siniestro especificando, eso si, de forma clara que la duración del tratamiento es continuado, usease, "sine die".
Yo, la verdad es que soy un fan del Acuolens porque lleva hidromelosa. La hidro (el agua para las ranas que nadan bien) no me mola mucho pero la melosa me pone cantidubi y no sabes que bien va cuando tienes el ojo (u ojete) seco. ;)
No hay comentarios:
Publicar un comentario