Otro de los blogueros que se lanzaron al ruedo en esa gloriosa tarde de viernes fue el maestro Salvador Casado. Acudió pertrechado de sus mejores herramientas pero los morlacos del destino le depararon una mala cornada y falló la técnica.
Como buen maestro que es, lo que se presumía una exhibición de pases naturales bien encadenados, rematados por espléndidos pases de pecho, se transformaron en un excelso espectáculo de recortadores. A pecho descubierto sin otra arma que su palabra nos obsequió con sus fintas, sus quiebros y sus recortes. Y todo, como en el es habitual, con temple, con poderío, con "sapiencia". Nadie echó en falta el prezi, sobraba con lo que había.
Salvador, hace tiempo que no vive en este mundo. Habita en el nirvana con sus poemas japoneses y su estado zen. El resto de los mortales le miramos y le admiramos desde la lejanía, desde nuestra dimensión terrenal.
sólo un amigo
ResponderEliminarrefleja tu semblante
lago calmado
cómo se nota que compartimos algo más que una gran profesión...
gracias!