La hipoxifilia o hipofixiofilia consiste en impedir la respiración de la pareja, ya sea mediante la obstrucción de las vías respiratorias cubriendo la cabeza con elementos plásticos o de látex o recurriendo a la semiestrangulación para obtener satisfacción sexual.
Os juro que no es una de mis parafilias pero no se sé porqué, las idas y venidas que se trae Osakidetza con el tema de los "no presenciales", me ha recordado esta parafilia.
Tras vender a diestro y siniestro, por parte del Consejero, las virtudes del barquero del tema de la atención "no presencial" llegó aquel fatídico día en el que a los responsables del tema, en un mensaje confuso y mal entendido en el que se mezcló la cita telefónica (a través de una máquina) con todo lo demás, les entró un ataque de hipoxifilia y decidieron que lo que les ponía en esa ocasión era apretar el gaznate y dejar sin hálito vital a todo lo que sonara a "no presencial".
Pero pasado el subidón y tras llevarse un susto de muerte al comprobar que, tal vez el apretujón a nivel de cricoides había resultado excesivo, y que se corría peligro de que lo "no presencial" no superara ese color cianótico violáceo con el que se había quedado, han decidido, un tanto cariacontecidos, recuperar a la pareja sexual.
Así que se han puesto a la labor y le están aplicando una terapia intensiva de oxigeno en plan "chute total" y llevamos unos días en que recuperamos el aliento y el "no presencial" está volviendo por sus fueros.
Ahora todo son parabienes tanto para los pacientes como para los profesionales. Tanto de los pacientes como de los profesionales. Los expertos opinan y el público, y yo, lo acata(mos). Menos mal que han dejado de apretar (el gaznate) porque hay algunas cosas con las que es mejor tener cuidado porque ya se sabe que las carga el diablo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario