Como está el patio sanitario estos días. Está claro que el que no corre, vuela y hasta el más tonto hace relojes.
Parece que en tiempos de crisis, apelar a la profesionalidad y el compromiso social suena como un chiste (malo y sin gracia).
Veamos dos noticias de hoy:
Irregularidades detectadas en la facultad de medicina de la UPV: La noticia ya salió hace unos días pero hoy se ha materializado una denuncia para que se investiguen los hechos y se depuren responsabilidades. Presuntamente, algunos profesores de la Facultad se anotaban como propias las prácticas que los alumnos de medicina de 6º curso realizaban en los Centros de Salud con profesionales de Osakidetza. Lo que me temo es que además, los sufridos compañeros de Osakidetza no cobren un duro por el servicio que altruistamente prestan mientras sus "compis" facturaban por su trabajo. El colmo de los colmos si fuera cierto.
Dimite el Comisario Europeo de Salud por salir su nombre en una red que practicaba la "mordida" a las empresas tabacaleras a cambio de influir en decisiones proclives a sus grupos empresariales. Tráfico de influencias en toda regla.
La ética cotiza en bolsa inversamente proporcional a la prima de riesgo. Y lo más triste es que tanto los unos como el otro no parecen que estén a punto de acudir a los comedores de Caritas por necesidades imperiosas.
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