Por fin la
e-receta ha venido. Pero en esta ocasión, algunos si sabemos como ha sido.
Hoy es el primer
día del resto de los días que no quedan por vivir y parece que los viviremos
con la receta electrónica.
Los usuarios de
Derio y de Abechucho van a ser los primeros en disfrutar, o padecer, el avance
de la tecnología puesta al servicio del paciente.
El despliegue ha
sido acompañado con una información bastante completa en la web de Osarean. Información completa y bien elaborada. Esta vez si que está en el sitio que debe estar. En la
parte destinada a la ciudadanía.
Me congratulo
por ello y espero que el despliegue coja buen ritmo y lo podamos ver antes de
jubilarnos.
La e-receta como
se expresa de forma gráfica en los dibujos que acompañan al despliegue de la
información, va a suponer el lazo de unión virtual entre los prescriptores, los
dispensadores y los pacientes
Pero en
situaciones como la actual en la que parece que el optimismo se desborda por
haber alcanzado un objetivo, es bueno recordar lo pasado para, sobre todo, no
incidir en los mismos errores y para reconocer (jo, que difícil debe ser
conjugar este verbo) la labor de quien ha realizado un (gran) esfuerzo.
Han identificado
a los prescriptores con este dibujito
En el se puede
apreciar la sonrisa entre bobalicona y sardónica que tenemos los médicos en
relación a esta historia.
Porque el SUPRE
(o SUFRE, según la fuente que se consulte) ha sido como la conquista del
Everest.
En esta historia
se han confabulado, en contra, dos circunstancias que juntas son explosivas.
Por un lado se
nos ha pedido, exigido, una labor similar a que te dejen encima de la mesa la Enciclopedia Británica
y te pidan que la teclees, palabra a palabra, hoja a hoja, en un nuevo programa de
texto. Así hemos tenido que volcar al nuevo programa todas las prescripciones,
una a una, de todos los pacientes, uno a uno, de nuestro cupo.
Pero el problema
no ha sido el reto sin par, estamos acostumbrados a eso y a más, sino que para
ello nos han facilitado una herramienta llena de problemas. Es como si al
teclear la Enciclopedia Británica ,
el teclado del ordenador escribiera una B cuando has tecleado una R, como si se
desconectara con cierta cadencia, como si se quedara en éxtasis, pensando
y pensando, entre tu firme repiqueteo sobre el teclado y la aparición de
los símbolos en el ordenador.
Una combinación
perfecta: gasolina y fuego. Y curiosamente no ha explotado, porque los médicos
hemos sido pacientes y cuidadosos, hemos hecho el trabajo, hemos mantenido el
fuego alejado de la gasolina y nos hemos conformado con unas sesiones
catárticas que no ha hecho temblar ninguna estructura ni ha puesto en peligro
ningún puesto.
Y alguno
pensará, sobre todo en los despachos y en las moquetas, que el muñequito de
sonrisa bobalicona tiene motivos para hacerlo. Pues no. El programa, ya no es
lo que era, ya no es el desastre total, ya no estamos en Defton uno, pero el
programa no rueda como debiera.
NO HAY DÍA que
el programa no tenga sus ratitos en los que se enlentece de forma sorprendente,
nos amenace con infaustos hechos del pasado y nos muestre algún que otro error
aleatorio según los días.
NO HAY DÍA en el
que la firma electrónica diga que no reconoce a la firma electrónica. En una,
dos, tres … ocasiones al día.
Citando a las
fuentes de la administración, el programa emplea cerca del minuto en hacer una
receta aguda. Pero eso está contabilizado sin tener en cuenta los efectos
colaterales de los imprevistos que hemos mencionado.
Por eso me
sorprende cuando leo en la web de Osarean que una de las ventajas de la e-receta es la Optimización del tiempo. Los profesionales sanitarios, al dejar de realizar
ciertas tareas administrativas, pueden dedicar más tiempo a sus actividades
médicas y farmacéuticas. Puede que lo sea en el futuro a medio o largo plazo. A
corto no lo es.
No hay que olvidar que
hemos transitado del SUPRE hasta la e-receta pero que en medio hemos subido al
Gólgota. Es como una etapa de montaña del Tour de Francia. Sales y llegas a la
meta pero en medio te has subido el Tourmalet, el Aubisque y Alpe d´Huez. Sólo espero que San Pedro, cuando me presente con mis escasos
méritos, reconozca mi Calvario y me diga: Has SU(P)FR(E)Ido, mamón, pero ahora
tendrás la recompensa. Bienvenido al reino de los pacientes.
Gracias por saber expresar nuestro sufrimiento . Magistral maestro!
ResponderEliminarEn Andalucia llevamos tiempo trabajando con la tarjeta electronica y es mucho mas comoda, salvo cuando el sistema decide dejar de trabajar que es con relativa frecuencia(aunque menos que al principio)
ResponderEliminarPaciencia...
En Andalucia llevamos tiempo trabajando con este sistema y es mucho mas comodo, salvo cuando el sistema centralizado en Sevilla, decide colgarse, cosa que hace con relativa frecuencia, aunque con el paso del tiempo lo hace algo menos...
ResponderEliminarPaciencia, que es la madre de toda ciencia