viernes, 15 de julio de 2011

Parir en casa: Un lujo de la clase acomodada?

(Logo de Nacer en Casa)

Estaba yo recordando que en estos días se ha celebrado un juicio en Bilbao contra un compañero tocólogo a raíz de la atención a un parto (en una clínica) que tuvo como consecuencia un sufrimiento fetal intenso y una parálisis cerebral consecuente. La familia le pedía una indemnización de 3 millones de euros. Si, habéis leído bien: 3 millones.

La cifra se planteaba con estos sistemas de cálculo actuarial y la demanda se basaba en que no se utilizó una cesárea en vez de concluir el parto con ayuda de una ventosa y forceps como al final se utilizó. La defensa del tocólogo se basaba en que cuando llegó, el sufrimiento ya estaba claro, el parto en marcha y que la opción de una cesárea demoraría o prolongaría por más tiempo el sufrimiento fetal.

Y con este susto en el cuerpo, leo la noticia de que Bimba Bosé ha dado a luz en casa, lo que me parece muy bien. Como bien dice Bimba: “No me considero una mujer enferma para tener que ir a un hospital. Mi embarazo fue maravilloso y lo natural era tenerlo en casa, tan natural como el acto sexual del que proviene»”. Y tiene razón. En los centros hospitalarios se ha pasado al otro extremo y se ha medicalizado en demasía el parto normal. Se ha abandonado el espíritu de acompañar a lo que es natural e intervenir sólo si hay problemas. Se actúa en demasía, episiotomías por rutina y cesáreas a cascoporro.

A pesar de lo ideal de esta situación y de lo deseable de que esto suceda,  me parece que no es algo que se vaya a prodigar en demasía  porque:

  • Hay que tener una pasta gansa para que un tocólogo esté a tu disposición a cualquier hora del día o de la noche,  cualquier día del año y acuda a tu domicilio cuando se desencadene el parto.

¿Y si hay problemas?

  • El parto está  circunscrito a una vivienda en área urbana ya que si se presenta una complicación y  hay que “tener decidido un hospital para un hipotético traslado”, este  no podrá demorarse mucho desde que comiencen los problemas y la atención hospitalaria. Vamos, que el domicilio se convierte en un paritorio un “poco mas lejos de lo habitual” pero no muy lejos. De pueblos alejados, mejor no hablamos.

  • Además tendrás que tener aparcado en el portal un medio de transporte porque como se te ocurra pedir una ambulancia, en según qué medios, esto puede ser la puntilla del problema.

  • Por último, la mama y su pareja, si la tiene, tendrán que firmar un montón de papeles asumiendo la parte de riesgo que esto supone no vaya a  ser que si vienen mal dadas la culpa sea sólo del tocólogo.

En resumen, el parto en casa, hoy por hoy,  está reservado para  mujeres urbanas y  de alto poder adquisitivo, sanas, con un embarazo totalmente sin problemas y que son capaces de entender y asumir los riesgos posibles de esa decisión.

No obstante es un movimiento en marcha: En la decima luna, Nacer en casa, Asociación nacer en casa, Doctor Santos . Y no olvidemos que es la mujer quien decide, informada, eso sí

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