martes, 25 de septiembre de 2012

Las Agencias de Evaluación vistas por Farmaindustria


El señor Humberto Arnés es la actual cabeza visible de Farmaindustria. En un evento que se ha celebrado en Santander ha dejado clara la opinión que les merecen, para Farmaindustria, las agencias de evaluación.

Si alguien tiene curiosidad os dejo la comparecencia completa pero os hago un resumen de las ideas clave que ha lanzado "como si no quiere la cosa".

¿Quién debe hacer las evaluaciones?

La primera idea es que para Farmaindustria eso de luchar contra una Hidra de 17 cabezas es un verdadero dolor de cabeza. Vamos, que prefieren una (grande y libre, o pequeña y encorsetada, vaya Ud. a saber). Así que se decantan por el EspañaNICE y bufan contra tanta agencia de CCAA opinando al respecto.

La segunda es que piden poder opinar en estas evaluaciones que, ya que se habla de ellos, al menos puedan dar su opinión al respecto.

¿Cómo se debe hacer la evaluación?

En este tema hay que reconocer que le han echado imaginación. Proponen que al valorar un fármaco no se hable sólo de su eficiencia sino que se contemple el valor social del fármaco. No está muy claro el tema pero parece que hay que tener en cuenta si aporta cosas como puestos de trabajo en su elaboración, aportación de la empresa al PIB del país y cosas de ese pelo. Vamos que si se fabrica un fármaco que no sirve para nada pero se vende mucho eso debe pesar un montón para las agencias de evaluación ya que genera muchos puestos de trabajo y hace que la empresa aporte valor al PIB.

¡Ah! y que sea barato el procedimiento que no están los tiempos para dispendios innecesarios. Si para profundizar hay que gastar pelas, pues mejor una cosita superficial.

¿Cuándo hay que hacer la evaluación?

A toda pastilla que cuanto se pueda rentabilizar, mejor. Y en esto tienen razón. Pero también si es para decir que la cosa no funciona.

Grandes frases para la posteridad

  • Nadie debería pagar ni un céntimo más de lo que realmente aporta un fármaco. Pero también es verdad que nadie debería quedarse sin un fármaco que pueda aportar valor por ahorramos ese céntimo. 
  • Si abordamos el tema desde una consideración excesivamente economicista, y no lo digo como término peyorativo de la palabra, sino como una aproximación económica sin contemplar las realidades sanitarias y sociales, probablemente podamos equivocarnos hay que contemplar a su juicio la aportación global que realiza un fármaco. No sólo la utilidad terapéutica, sino también su aportación sanitaria y su aportación social en el sentido más amplio posible. 
  • la industria no se opone a los estudios de eficiencia de fármacos: sí a los criterios restrictivos o a que se hagan sin escuchar nuestra voz 
  • si somos restrictivos, si pecamos por defecto, probablemente podemos dejar a pacientes sin la posibilidad de un tratamiento que le permita combatir adecuadamente su enfermedad. Y creo que no es baladí, ni es tampoco demagógico preguntarnos cuál de los dos errores, cuál de las dos equivocaciones es más importante. Si gastar un dinero adicional que representa un coste de oportunidad. Repito, con la incertidumbre del coste alternativo, qué tratamiento podría tener que fuera más eficiente para el Estado. O en este caso, dejar a un paciente sin una terapia que pueda ser importante para cubrir una patología. la industria siempre ha tenido preocupación en España y en todos los países para que esos sistemas de evaluación de la eficiencia de un medicamento se hagan con un criterio probablemente restrictivo que dificulte el acceso de medicamentos. "los estudios de coste-eficacia debe hacerlos el gobierno central. no puede ser que tras la evaluación del ministerio, haya otras 17 diferentes" "el coste-eficacia no puede erigirse en una barrera burocrática que retrase el acceso a un fármaco de aquellos pacientes que lo necesitan" 
  • Lo que a la industria le preocupa es que se haga desde una unilateralidad. Que no se le escuche suficientemente. Y no me refiero en España, sino a que en general se establezca un sistema restrictivo. Y que por tanto, la savia de la investigación, que es fundamental para nuestro sector, pueda verse limitada como consecuencia de un sistema en el que no se haya tenido en cuenta los valores y la aportación de la industria. 
  • La financiación o reembolso y precio de un medicamento tendrá en cuenta, no sólo criterios de coste-efectividad. Sino también de impacto presupuestario, su contribución al PIB. 
  • No sólo medición o valoración de la actividad innovadora que lleva detrás un medicamento, que también. Sino toda la aportación que en términos de empleo, en términos de posibilidad de ganar, de reducir horas de absentismo laboral. Cualquier otro tipo de aportación que desde el ámbito social puede tener un fármaco. Es importante señalarlo porque se ignora que nuestra legislación así lo establece. Que como criterio de asignación de precio y de determinación de reembolso de un fármaco no sólo se considera el coste-efectividad, sino su impacto presupuestario. Y también su aportación al PIB.


INTERVENCIÓN ÍNTEGRA DE HUMBERTO ARNÉS

2 comentarios:

  1. Ya, pero es que esa "evaluación social" no es competencia de una agencia técnica. Eso es el "factor" político que interviene en otra fase. Hace un montón de años (para los menos veteranos, mucho antes del estreno de la primera parte del Señor de los Anillos, fijaros qué época medieval) fue muy comentado cómo intervino Jordi Pujol ante Felipe González para que el primer medicamentazo no afectara a los laboratorios de Cataluña (Cusí, Almirall, Esteve, etc) precisamente en aras de esos componentes sociales: empleo, conflicto social, PIB...
    En esas no se debe meter una Agencia de Evaluación, ¿no os parece?
    (Pregunta para los MIR: ¿quiénes eran Felipe y Jordi?)

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  2. El concepto de valor social es un concepto no inventado por Farmaindustria con un oscuro propósito; es, sencillamente, un criterio establecido en la legislación vigente (RDL 16/2012), por el que se valora (o debería valorar) la contribución al PIB de una empresa como un criterio más a la hora de la introducción de un fármaco al mercado, no como el principal. En estos momentos complejos para el país, la sanidad también debe aportar su granito de arena, no sólo como foco de recortes.

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