lunes, 14 de marzo de 2011

Las comparaciones son .... penosas


Dicen que las comparaciones son odiosas. En este caso son penosas. Se me ha ocurrido comparar la nómina de Febrero de 2010 (antes) y la de febrero de 2011 (después) . La pobre ha sido sometida a una rigurosa dieta de adelgazamiento y ha perdido nada mas ni nada menos que un

8,69%

Que sumado a la inflación de este periodo, coloca la pérdida de poder adquisitivo, en un solo año, por encima del 10%.

Comprendo que no es que me haya tocado la china ni que mi caso sea una "rara avis." Esto es lo que hay. Como comprenderéis, los primeros momentos al mirar la cifra en la calculadora han sido duros. Los sentimientos afloraban a borbotones y todos ellos atufaban a desánimo e incredulidad. Luego me he tomado una cervecita, he respirado hondo y tras una serena reflexión (por eso este espacio se llama reflexiones) he llegado a estas conclusiones.

  • La calidad de mi trabajo no puede ni debe verse afectada por esta circunstancia. Es más, seguro que a mis pacientes, también les ha tocado lo suyo, así que en ese terreno, ni un centímetro de retroceso y si me apuráis, un poco más de entusiasmo.

  • Estoy convencido que la crisis (porque esta putada será por la crisis? O no?) afecta a todos y a la sociedad en general. Por tanto me reafirmo en el uso consciente, responsable y meditado de unos recursos ajenos a mi persona, escasos, de alto valor y que la sociedad pone en mis manos concediéndome la confianza de que relizaré con ellos una buena gestión. Mi compromiso en este sentido.

  • Reafirmarme en que en tiempos de crisis, hay que agudizar el ingenio por lo que incido de nuevo en mi propuesta del Bottom Up Market. Espero ansioso las primeras ofertas, que cierto es que se están haciendo de rogar pero que a buen seguro llegarán. Confío en mi valía y en mis recursos (Autoconfianza y de Bilbao)

También los tiempos de crisis tienen que ser los tiempos de las grandes propuestas, de los grandes pactos. Y curiosamente asistimos a los tiempos en que menos se habla y menos se negocia. Para tener legitimidad y pedir esfuerzos a los trabajadores hay que predicar con el ejemplo en la parte que les corresponde a los que, orgullosos, presumen de cuadrar un presupuesto a costa del esfuerzo ajeno. Les exijo que superen el cortoplacismo, la falta de miras, la vulgaridad política y la precampaña electoral permanente. Les exijo que propongan grandes pactos, proyectos de sociedad que aúnen voluntades porque estos son más factibles en tiempos de crisis, cuando la necesidad aprieta, que de bonanza . ¿O sólo aprieta para unos y no para otros? ¿Los políticos no sienten la necesidad de que la crisis les aprieta el ombligo y que hay que alcanzar pactos sociales?

Se pasa a la historia por plantear estos retos y lograrlos y no por inaugurar un hospital o un nuevo scanner de última generación. Que cada uno elija el papel que quiere representar en la historia.

Ahora tocan malos tiempos. Toca apretarse el cinturón. Acepto pulpo como animal de compañía. Pero no sería malo, a fin de que la moral de la tropa no se vea resquebrajada, que se marcaran unos indicadores para ver cuando se acaba este sufrimiento, y que cuando afloren los brotes de “soja” y retornen los tiempos de bonanza, tengamos todos claros que estos agobios actuales tendrán un escenario futuro un poco más halagüeño. Pero de verdad. (Transparencia como valor del Código de Buen Gobierno de Sanidad Vasca). 

Soy consciente de la utopía de la propuesta, de que en ella va implícita un pacto político por la sanidad vasca de todos los actores que la conforman (partidos políticos, sindicatos, usuarios, profesionales) que superen los vaivenes electorales y los intereses ombligistas de cada cual. 

Sinceramente, se necesita como el pan que alguien innovador diseñe un proyecto para  la sanidad vasca a 10 años vista, que se lo curre, que lo negocie con tirios y troyanos y que seamos todos conscientes de a donde vamos en una década en un tema tan crucial como la sanidad, tanto por su trascendencia social como por los recursos que consume. 

A esa guerra me presento voluntario y puden contar conmigo. La otra, la del tiquismiquis, la ramplona, la corta de miras, la de "yo que bien, tu que mal" ... no me interesa, me aburre, me parece de un nivel intelectual propio de "salvame", me desmotiva. Si no hay mas que esta alternativa, por favor, paren el autobus que me bajo.

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