sábado, 21 de julio de 2012

Entre todos la mataron y ella sola se murió



Estamos casi muertos pero no lo sabemos. Y lo grave es que los que se supone que deben saber cuales son los tratamientos adecuados para el moribundo, se empeñan, día sí y otro también, en demostrar a todo el mundo que no tienen ni idea de lo que están haciendo.

Parece que el único tratamiento que puede dar algo de respiro al paciente es el temido "rescate" y digo temido porque los efectos secundarios del tratamiento deja en evidencia que en esta ocasión "el remedio es peor que la enfermedad"

En general se aplican medidas facilonas sobre los sufridos "pacientes" pero no se atreven (no se sabe si por falta de evidencia científica, por miedo a la reacción de los familiares del paciente o simplemente porque los encargados de tratar al moribundo son unos ineptos) con medidas audaces y factibles de aplicar. Unas cuantas que he leído por ahí: Meterle mano a las SICAV, impuestos a las grandes fortunas, suprimir el Senado, reducir al 30% el número de políticos, rezar por la Iglesia(s) pero no darle(s) un duro, declarar la República, y muchas otras que todos los ciudadanos esperan junto a los recortes en sueldos y subidas en IVA y en el IRPF que como todo el mundo sabe no van a servir para nada salvo alargar la agonía del enfermo.

Pero lo curioso y lo que a mi me parece que es el gran peligro de esta crisis es que, achuchados como estamos por la crisis, se han creado las condiciones propicias para que al olor de la sangre y los fluidos infectos del paciente, aparezcan los verdaderos tiburones de los negocios. Han resurgido los negreros del siglo XXI y lo tiene claro. Claro en general pero en la sanidad, preclaro.

El ultimo informe del Círculo de Empresarios es un ejemplo de lo dicho y una clara propuesta de privatización de la sanidad. Lo que proponen es sencillo: Una sanidad privada para quien se lo pueda pagar y para el resto un renacer de la antigua beneficencia.

Nuestro Consejero ha publicado un post en este sentido y no pierde ocasión para denunciar la derrota hacia donde quieren enfilar la proa del barco sanitario. Y tiene toda la razón. Comparto su visión (mas que visión parece una pesadilla) de ese futuro que va mas allá de la crisis y es que a la postre, los que nos han metido en este fregado, acaben beneficiándose de las consecuencias de este embrollo. 

Sanidad privada, SI, pero siempre que la pública esté dotada de calidad, equidad  y universalidad. Nunca a costa de que sea una alternativa a una sanidad pública de tercera división

2 comentarios:

  1. El desmantelamiento de los servicios sanitarios públicos lleva un proceso:
    - Perdida de calidad por la falta de inversión, conflicto de interes de personas en puestos estrategicos, desmotivación calculada de los profesionales, inversión en servicios privados, una campaña publica de desprestigio.....

    El enfermo que mencionas, tiene como equipo que le atiende al enterrador, al marmolista, al de la esquela, a los sobrinos herederos.....

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  2. Iba a escribir un cometario en base a una reflexión, pero he pensado que mejor twitteo este post .
    Es una pena¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

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